Y la noche llegó, así ,sin avisar, cuando la ceniza del cigarro salía por la ventana deslizándose por todo el coche, su lateral izquierdo. Él no se dio cuenta porque sus pensamientos estaban en otro lado, lugar y tiempo.
Aparcó en la gasolinera vieja, la del tío del pelo blanco y cerró el coche sin darse cuenta, de forma natural como el que respira.
-¿he cerrao?. No lo supo ni lo creía, los porros pensó, pero por dentro sabía que sí, porque igual que respiras protejes lo tuyo aunque no lo creas, respiro porque si no muero y cierro mi coche porque si no lo roban.
No eran ni las nueve pero él ya bebía agua como si en ello le fuera la vida. Fuera no, estaba dentro de la empresa en la que trabajaba y trabajó y el agua estaba fría, de máquina de "ozzmosis", heavy, buenísima...
Sonó el teléfono, el gratis, el de empresa. Era Juani Pereñiguez de la delegación del gobierno, preguntaba por "Mani", el chico de la barba que había estado allí el día anterior.
-Soy yo, "Dani", con D de destrozo, dígame...-contestó nervioso.
-Ahh, hola mani, nada que desde que te fuiste, aquí, en San Cayetano, todo es día y se ha perdido el sueño, han venido unos bichos raros , con nombres y preguntan por tí yo no sé, aquí la red va bien y los ordenadores funcionan perfectamente, pero creo que no estaría mal que volvieras. ¿Estás ahí?
-Siiii, no sé, ¿has probao a quitar los plomos?, igual es acumulación de energía...
-Quizá sea eso mani pero me quedaría más tranquila si volvieras, simplemente para apagar el día, sin informática, solo viniendo, igual que te vas.
